Presentación

Bernat  Mira  Tormo           Benidorm  2011

     Mi interés por el vasco-iberismo, empezó hace casi 40 años, y fue consecuencia de mi interés por conocer tanto el origen, como el significado de los nombres de nuestra toponimia.

     Por la gran cantidad de nombres que en la Comunidad Valenciana  empiezan por BEN, BENI y BENA, pensé en un principio, que podrían ser de origen árabe.
     Pronto deseché la idea de que fueran de origen árabe, pues a pesar que había muchos nombres, como: Ben-isso, Beni-arres, Ben-ixama, Beni-aya, Ben-issa, Beni-opa, Beni-achar, Beni-arda, Ben-illoba,  Beni-suera, Ben-idorm, etc. Cuando rascabas un poco te dabas cuenta, que de árabe tenían sólo Ben, Beni o Bena, que significan “hijos de” en árabe. El resto del  nombre que seguía a continuación, solía ser en la mayoría de los casos su antiguo nombre ibérico. Siendo algunos de ellos todavía, topónimos actuales del País Vasco y Navarra. 
     Poco después pude comprobar, que algunos BEN o BENA, no tenían ninguna relación con el árabe, sino que todo parece indicar que son nombres mozárabes de origen ibérico. Lo que sí que me iba quedando claro, es, que para conocer el significado de la mayor parte de nuestros topónimos, sólo había un camino, y este camino era el vasco y su estructura lingüística.
     Otra cosa que tenía bastante clara también, era la relación con el vasco, de topónimos, como: Zarra, Tolosa, cerca de Zarra, en el municipio de Alcalá del Jucar, (Albacete). Aldaya, Aspe, Orba, Atzubia, Aixetiva, Oriola, Alcoi, Ibi, Tibi, Onil, Xabia, Ayora, Ondara, Gorga, Llauri, Biar, Gavarda, Garaita, Ares, Gaianes, Alboraya, Arta, Aitana, Orxeta, Olleria, Onda, Anna, Mariola, Aixorta, Moraira, Alzira, Cirat, Ador, Altxor, Colaita, Xera, Eixaló, Xaló, Gandia, Atzeneta, Segura, Coraitxa o Coratxa, Bastida, etc., todos estos topónimos, en mi opinión son vasco-ibéricos y no tienen nada que ver con el árabe.
     Los topónimos. Como sabemos la mayoría de los topónimos son muy antiguos y normalmente suelen reflejar una situación geográfica muy concreta. Los antiguos que dieron sus nombres a estos lugares, en realidad, sólo describían en su antigua lengua lo que veían; un río, un alto, un hondo, un puente, un llano, un monte, una sierra, un camino, etc. Y todos comprendían el significado de todos estos nombres, porque describían una situación geográfica concreta, que todos la podían comprobar, porque todos la podían ver. 
     Con el tiempo, la mayoría de estos nombres se convirtieron en nombres de partidas de terreno. Que a su vez, fueron el origen de muchos de los nombres actuales de nuestros pueblos y lugares. El problema sobre el conocimiento del significado de los topónimos, empezó, cuando fueron olvidando poco a poco su antigua lengua ibérica, y se fueron olvidando del significado de sus nombres. Lo que sí solía conservarse bien, en la mayoría de los casos, era su situación geográfica y muchas veces también su antiguo nombre.   

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